Frente a los duros de corazón, la mirada de misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los humanos.
Frente a los narcisistas que dictaminan, la comprensión con misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los maestros de humanidad.
Frente a la superficialidad que desperdicia vidas, irradiar misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los cuidadores de la vida.
Frente al ídolo de la productividad, la presencia de misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de creadores de gratuidad.
Frente a los desesperanzados, la cercanía con misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los sembradores de esperanza.
Frente a los que sobreviven en soledad, la palabra oportuna cargada de misericordia.
Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el mejor ejemplo de quien tiene en corazón en su sitio.
Señor Jesús, atender al presente humano que tenemos delante.
Señor Jesús, actuar contra el sufrimiento evitable.
Señor Jesús, cuidar lo esencial de los seres humanos que tenemos cerca.
Señor Jesús, el herido nos muestra la llamada a la comunión.
Señor Jesús, el herido nos muestra un camino de salvación que mejora el mundo.
Señor Jesús, el herido somos cada uno de nosotros.
Señor, que veamos a los demás como lo que son personas, hermanos, vivientes hijos del Dios de la Vida.
Señor, que veamos esto tan esencial en estos tiempos extraños, convulsos, inhumanos en tantos y tantos lugares, cercanos y lejanos…
Señor, que nos asociemos para el bien, que expandamos la misericordia, que cooperemos con la justicia con los hombres y mujeres de buena voluntad que nos encontramos en el camino.
Señor, que no nos escandalicemos cuando, al fin, descubramos, que el malherido, eres tú mismo…