Para hacer DONATIVOS a tu parroquia por
nº 01212
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nº 01212
ALIÉNTANOS
Señor Jesús, aliéntanos para hablar bien de ti con nuestras obras y nuestras palabras.
Señor Jesús, ilumina nuestra inteligencia para detectar lo mejor para el cuidado de la vida en las experiencias más significativas de nuestro tiempo.
Señor Jesús, acompáñanos a la hora de discernir lo más evangelizador en estos extraños tiempos que nos toca vivir.
Señor Jesús, danos valentía para renovar todo lo que tengamos que renovar en nuestras vidas, en nuestra Iglesia, en nuestra cultura y sociedad.
Señor Jesús, impúlsanos a no quedarnos en nuestras comodidades, en nuestro control de riesgos, en nuestros cumplimientos timoratos.
Señor Jesús, quítanos el miedo a nuestra verdad, a tu verdad.
Señor Jesús que nos tomemos en serio la fe.
Señor Jesús, que nos tomemos en serio la potencia de tu espíritu que atraviesa lo mejor de los seres humanos que cultivan la justicia, la fraternidad y la santidad en tantas y tantas tradiciones religiosas y espirituales.
Señor Jesús, ayúdanos a reconocer que el Espíritu ya está en nosotros, que la Palabra de Dios puede y debe leerse para que nos sintamos directamente concernidos en el testimonio de tu reino a todos y cada uno de los seres humanos con los que nos cruzamos en la vida.
Señor Jesús, que el sediento, sea cual sea su sed viva con nosotros síntomas de la fuente inagotable que arraiga en ti.
Señor Jesús, que el ciego, sea cual sea su ceguera, viva con nosotros síntomas de la luz inagotable que arraiga en ti.
Señor Jesús, que el cautivo, sea cual sea su herraje, viva en nosotros síntomas de esa libertad inagotable que arraiga en ti, la libertad luminosa y humanizante de los Hijos de Dios.
Señor Jesús, despiértanos.
Señor Jesús, auméntanos la audacia.
Señor Jesús, transfórmanos en personas de Dios para los demás.
Señor Jesús, tenemos una misión y la queremos cumplir.
Es de lo mejor que nos puede pasar.
PARECEMOS PULPOS ESTRESADOS
Señor Jesús, estamos a muchas cosas:
parecemos pulpos estresados
en los que la religiosidad
es algo más dentro de sus atareadas vidas.
Vivimos no sólo fragmentados,
sino que muchas veces, despedazados:
cabeza, corazón y manos
tienden a ir a su aire…
sentimos que nos están robando la atención,
la sensibilidad,
lo esencial de seres humanos.
Pero parecería que nos hemos acostumbrado
a que nos pase lo que nos pasa…
Parecería que nos hemos acostumbrado a aceptar
que vivir es estar casi a la carrera todo el día…
pendientes de reclamos externos,
de los partes meteorológicos,
de las pantallas multitareas de nuestros artefactos tecnológicos…
Parecería que nos hemos acostumbrado a que vivir
sea ir tirando,
sea poner parches,
autojustificándonos,
sea aceptando que nuestros supuestos límites
nos definen y nos marcan límites inexpugnables.
Señor Jesús, parece que nos hemos acostumbrado
a que la Iglesia es una especie de refugio mágico,
fuera de los dinamismos de la humana humanidad,
donde por, mecanismos nada claros,
hemos tenido la suerte de cobijarnos,
recubiertos de ritos,
de doctrinas,
de lustrosas jerarquías
de lustrosas medallas,
en lustrosas fotos.
Señor Jesús, nos hemos acostumbrado a vivir
soportando la realidad,
soportando nuestra realidad
en una especie de zona de zona de inconfort soportable.
Señor Jesús: nos falta el vino,
nos falta el Espíritu,
nos faltas Tú,
tu vertebración,
tu cimentación,
tu tronco donde injertarnos…
la savia de tu audacia.
Señor Jesús,
a veces tenemos atisbos tuyos
en los destellos de verdad,
de bien,
de belleza,
de justicia que los mejores de la humanidad
siembran, palpitantes,
en su cuidar y fomentar
la humana humanidad sufriente que compartimos…
destellos en la vida de la Iglesia,
destellos en los sacramentos,
destellos en la lectura sosegada de la Palabra.
Señor Jesús,
estamos a muchas cosas…
y nos olvidamos de repartir vida,
de repartirnos para que todos tengan vida,
de alimentar y cooperar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad
en que todos tengan vida y vida en abundancia.
Nos olvidamos que nuestro camino es un camino de pasión,
de olvido de sí,
de mirada constante de misericordia.
Tantas veces nos sentimos verdaderos maestros en esquivar compromisos…
pero sabemos muy bien
que la ley del amor implica
confiar sin reservas,
ir más allá de los criterios razonables de supervivencia,
confiar en que todo al final,
acabará bien, muy bien, inconmensurablemente bien.
Sabemos muy bien que sin riesgo no hay amor,
ni oración,
ni Reino de Dios.
Ni posible fiesta de la vida
sin la audacia
de afrontar nuestra necesaria purificación
de todo lo que no ayuda a centrarnos en lo que realmente importa,
tu presencia,
tu reino,
tu justicia,
tu santidad.
Señor Jesús,
estamos aún poco arraigados en ti.
Señor Jesús,
somos aún poco audaces
en ti,
por ti,
para ti.
Señor Jesús.
Reconstrúyenos.
Libéranos.
Impúlsanos.
Oriéntanos.
Aliméntanos.
Danos de tu vino.
INCANSABLEMENTE
(… El Espíritu de Dios bajaba…)
Te damos gracias,
Dios de la vida, del tiempo, de la materia y de la historia,
Dios de los hombres,
Dios de nuestras vidas.
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu,
brota por doquier la vida.
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu,
los seres humanos vivimos
la riqueza de nuestra biografía,
a veces tan humana,
tan demasiado humana…
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu,
la humanidad avanza,
misteriosamente,
sin pausa…
hacia la plenitud.
Te damos gracias, Padre,
porque tu hijo,
el Amado,
el Predilecto,
el Hijo del Hombre,
se sumergió en aquellos tiempos
en el Jordán
y fue como uno de tantos
y así se solidarizó con toda la humanidad
necesitada de salvación
y compartió
con aquellas gentes
la esperanza del Reino
y así inició la reconciliación definitiva
de todos los seres humanos.
Te damos gracias, Padre,
porque en Jesucristo vive
todo deseo auténtico
de amar y ser amado,
todo anhelo de compartir y repartir
los dones que tenemos
y producimos,
toda la esperanza
que hay en cualquier lucha por la libertad
y la dignidad del ser humano.
Dios Padre,
sabemos que a lo largo
de la historia de la humanidad
han aparecido personas
santas,
sabias,
justas
y admirables
que han defendido la justicia
y han mostrado la verdad.
¡Queremos ser
como ellas!
Haz de nosotros,
aún más,
con humildad y con sencillez,
personas sinceras y entregadas,
personas valientes y humildes,
personas sensibles y santas,
como María.
Que el banquete de amor de tu hijo,
la Eucaristía,
nos fortalezca
en nuestra fe:
¡Sabemos que la muerte
no es soberana!
¡Sabemos que la autenticidad humana
no es una patraña!
¡Sabemos que la palabra justicia
está llena de contenido
y de tarea!
Que el aliento de tu Espíritu
nos enraíce aún más
en la vocación a la que hemos sido llamados,
en la vocación que nos encomiendas,
en la vocación donde desplegamos
nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad.
Despeja, Padre,
los miedos,
las rutinas,
las justificaciones
que nos impiden
ver con los ojos de la fe,
oír la voz de tu Hijo,
palpar las heridas de este mundo.
Padre, envía tu Espíritu sobre nosotros
para que no se diluya
la roca donde se asienta
nuestra identidad
de hijos amados
y servidores tuyos…
Dios Padre,
manda tu luz desde el cielo
a lo cotidiano
de nuestras vidas,
en nuestros trabajos,
en nuestras calles,
en nuestras familias
para cumplir y hacer cumplir
tu voluntad
de amor y vida
para todos los seres humanos.
Amén
ASOMBRO
Cristo Jesús, misterio encarnado,
asombro de santidad.
Cristo Jesús, presencia desbordantemente humana,
asombro de humanidad.
Cristo Jesús, a quien amamos,
asombro de comunión.
Cristo Jesús, con quien amamos,
asombro de fraternidad.
Cristo Jesús, en quien amamos,
asombro de nueva humanidad.
Cristo Jesús, sabiduría de Dios para todos los constructores de paz,
asombro de la verdad de Dios.
Cristo Jesús, palabra de Dios que entienden todos los hombres y mujeres de buena voluntad,
asombro de comunicación de Dios.
Cristo Jesús, globalización de Dios,
asombro de inclusión de la inmensa variedad de seres humanos.
Cristo Jesús, desenmascaramiento de ídolos,
asombro de profecía inigualable.
Cristo Jesús, esperanza de los que sufren dolores evitables, fruto de manos demasiado humanas,
asombro de sanación sobre toda sanación.
Cristo Jesús, mansedumbre y poder,
asombro del don de Dios.
Cristo Jesús, ternura y vigor,
asombro de amor de Dios.
Cristo Jesús, fascinación sobre toda fascinación,
asombro de todo asombro.
Cristo Jesús, gracia y verdad,
asombro del impulso de Dios.
Cristo Jesús, aliento y consuelo,
asombro de los modos de actuar de Dios.
Cristo Jesús, lo más humano de la humanidad,
asombro de la verdad del corazón humano.
Cristo Jesús, a quien esperamos y con quien esperamos,
asombro de la esperanza inacabable.
Cristo Jesús, misterio de sabiduría,
asombro de lucidez inigualable.
Cristo Jesús, justicia y paz en vivo y en directo,
asombro de loque de verdad importa.
Cristo Jesús, gloria del hombre por los siglos de los siglos,
asombro de un amor sobre todo amor.
Cristo Jesús, el mejor de los nuestros,
asombro de autenticidad en el corazón de cada ser humano.
Cristo Jesús, a quien rezamos y con quien rezamos,
asombro de santidad innombrable.
Cristo Jesús, descanso y tarea del creyente,
asombro de los dones que se convierten en tareas.
Cristo Jesús, raíces y alas de nuestra sed de vida,
asombro de las mejores posibilidades de la vida.
Cristo Jesús, mensajero y mensaje del amor sobre todo amor,
asombro de la utopía que habita en lo mejor del corazón humano.
Cristo Jesús, que eliges, capacitas, acompañas y plenificas,
asombro de la presencia de Dios
Cristo Jesús, santidad que habitas en nuestras casas,
asombro de paz y bien en la vida cotidiana
Cristo Jesús, a quien creemos,
asombro de certeza de todas las certezas.
Cristo Jesús, con quien creemos,
asombro ante la confianza de la bondad última de la realidad.
Cristo Jesús, mirada de Dios a toda la humanidad,
asombro ante la utopía de las utopías.
Cristo Jesús, eminente fuente de plenitud,
asombro ante lo que mejor nos puede pasar de verdad.
Cristo Jesús, sanación de sanaciones,
asombro ante la libertad de los hijos de Dios.
Cristo Jesús, roca de nuestras biografías,
asombro ante el poder paradójico de Dios.
Cristo Jesús, agua de nuestra sed,
asombro ante la certeza de paz definitiva.
Cristo Jesús, revelación de Dios.
Cristo Jesús, sabiduría de Dios.
Cristo Jesús, energía vital de Dios.
Cristo Jesús, camino.
Cristo Jesús, certeza.
Cristo Jesús, luz.
Cristo Jesús, abre los ojos de nuestro corazón
para que comprendamos la esperanza
a la que nos llamas.
Especialmente en este 2025.
En estos tiempos extraños
de desconcierto,
de miedo,
de escalofríos cercanos y lejanos.
BENDÍCENOS
Señor Jesús,
bendice nuestros hogares:
que sean casa de oración,
de comunión,
de santidad
en estos tiempos de miedos
que nos encogen el ánimo.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos luz y valentía.
Señor Jesús,
cuida nuestras casas:
que vivamos en paz,
en alegría
y en profunda unidad y reconciliación
en estos tiempos tensos
que nos fragmentan y nos separan.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos fuerza y valentía.
Señor Jesús,
hazte presente en cada uno de nosotros:
que seamos apoyo,
compañía,
estímulo
para irradiar la presencia del Reino
en estos tiempos extraños que nos tocan vivir.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos inteligencia y valentía.
Señor Jesús,
te pedimos por todos nuestros parientes:
que crezcamos juntos
en la fe
la esperanza
y la caridad.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos paciencia y valentía.
Señor Jesús,
te pedimos por todos nuestros amigos:
que irradiemos
lo mejor de nuestros corazones
cada vez que nos encontremos.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos coraje y valentía.
Señor Jesús,
te pedimos por todas las personas
que sienten que la soledad
les abruma día a tras día.
Haznos instrumentos de la fraternidad
allí donde más falta hace.
Muchas veces no es fácil.
Señor Jesús, danos libertad y valentía.
Señor Jesús,
bendice a todas las familias del mundo,
en todas sus variedades,
en todas sus circunstancias,
en todos sus procesos,
en todos sus anhelos,
en todas sus fragilidades.
Señor Jesús,
bendice a todas las familias del mundo
porque cuando dos seres humanos dicen que se aman,
reflejan el amor sin límites
que tú, Señor, tienes por toda la humanidad.
Señor Jesús,
míranos,
mira a todos los seres humanos:
nos podemos llamar seres familiares.
Abre nuestras mentes y corazones
para cultivar,
ofrecer
y compartir lo mejor de nosotros,
lo mejor de Ti en nosotros,
lo mejor de la humanidad
gracias a Ti,
en Ti,
por Ti
amor sobre todo amor,
vínculo de los vínculos,
entrega de las entregas.
Amén.
NO OS CANSÉIS. NACE DIOS.
Creadores de cultura nueva,
no os canséis:
inventad,
alumbrad,
orientad.
Exploradores de los misterios humanos,
no os canséis:
nombrad,
intuid,
asombraos aún más.
Artistas inspirados,
no os canséis:
romped fronteras,
construid constelaciones de símbolos,
deslumbradnos.
Peregrinos sedientos,
no os canséis:
seguid casi a ciegas,
seguid acaso sin fuerzas,
seguid hasta lo hondo intenso
del corazón humano.
Navegantes camino de los tiempos nuevos,
no os canséis:
aunque lo pésimo nos arañe,
aunque lo abisal nos amenace,
aunque lo monstruoso casi nos paralice.
Místicos incandescentes,
no os canséis:
seguid callados,
seguid ardientes,
seguid irradiando
sentido, significado y sensibilidad.
Poetas de la intensidad,
no os canséis:
labrad,
tejed,
musicad sílaba a sílaba
lo mejor del ser humano.
Monjes santos,
no os canséis:
perseverad,
cantad,
contemplad
la santidad silenciosa
en el tiempo,
el espacio,
la comunidad
y la conciencia.
Sembradores de justicia,
no os canséis:
gritadnos,
soliviantadnos,
exigidnos
a los que vivimos muy cómodos
compartir de verdad
lo que somos y tenemos.
Aprendices de humanidad,
no os canséis:
estudiad las sabidurías milenarias,
ansiad autenticidad humana,
buscad maestros de calidad.
Sedientos de paz,
no os canséis:
irradiad paz,
inventad concordia,
asumid el riesgo de la incomprensión.
Humildes de corazón,
no os canséis:
sonreíd,
abrazad,
reclamad lo mejor de los corazones.
Cuidadores de fraternidad,
nos canséis:
proponed diálogo,
impulsad los encuentros,
mostrad los puentes.
Fascinados por la belleza,
no os canséis:
pintad las intuiciones,
componed las armonías eternas,
arriesgaos a mostrar lo inefable
Artesanos del bien,
nos canséis:
limad asperezas,
restañad las grietas,
extraed las astillas.
Amantes sin condiciones,
no os canséis:
gozad de los cuerpos,
conspirad desmesuradamente,
descasad uno sobre otro.
Músicos sublimes,
nos canséis:
exprimir los límites de las armonías,
desbordad con ritmos inesperados
sorprendednos con tonalidades embriagadoras.
Sacerdotes de la humanidad,
no os canséis:
vivid auténticamente los rituales,
creeros las palabras santas,
silenciad vuestros egos antes, durante y después
de las acciones sagradas.
Hombres y mujeres de fe balbuciente,
no os canséis:
nombrad valientemente las sombras,
deletread los miedos de vuestro corazón,
sostened la mirada ante el muro,
con fe en atravesar su oscuridad,
su dura oscuridad,
su, acaso, penúltima viscosidad.
Heridos por la puñetera vida:
no os canséis:
la mala suerte es penúltima palabra,
las traiciones son penúltima palabra,
las mentiras son penúltima palabra.
Pacíficos habitantes de estos extraños tiempos,
no os canséis:
permaneced en serenidad incluso atascados en el caótico tráfico,
permaneced bendiciendo incluso en las cloacas de las mentiras,
permaneced compasivos incluso ante las trampas de los cínicos.
Justos entre las naciones,
no os canséis:
luchad por la vida humana,
arriesgad vuestra reputación por la dignidad humana,
testimoniad con vuestra presencia que otro mundo es posible.
Misericordiosos en las grandes ciudades,
no os canséis:
decid bondades frente a las palabras que odian,
hablad de la comunión las actitudes de desprecian,
preguntad en voz alta cómo vivir a la mejor altura de nuestras posibilidades reales.
Sabios luminosos,
no os canséis:
seguir escribiendo libros que nos alimentan,
seguid enseñando senderos de crecimiento espiritual,
seguid mostrando que lo mejor está por llegar.
Maestros de silencio,
no os canséis:
entre tanto ruido, sonreíd en público,
entre tanta cacofonía, sonreíd con autenticidad,
entre tanta mentira, sonreíd desde el corazón.
Contemplativos,
no os canséis:
enraizaos aún más,
silenciaos aún más,
vivid aún más simplemente.
Los mejores de la humanidad
con lo mejor de la humanidad,
no os canséis:
el Espíritu de Dios
os fundamenta,
os impele…
y nos plenificará a todos…
a todos los que tenemos
el corazón herido,
abierto
pero palpitante,
aún palpitante.
… Es Adviento.
Asombrosamente,
inauditamente,
santamente
se inicia el Reino,
se incoan entusiasmos,
nace Dios.
SEÑOR, TÚ, EVANGELIO DEL EVANGELIO.
Señor, nos aturden tantos ruidos.
Señor, nos asusta tanto desconcierto.
Señor, nos enroscamos en nuestros propios miedos.
Señor, nos faltan palabras que nos alegren la vida de verdad.
Casi no sabemos encontrarlas.
Y nos emborrachamos de paparruchas.
Señor, nos faltan profecías que nos sostengan de verdad.
Casi no sabemos oírlas.
Y nos dejamos seducir por falsos profetas con sus falsas rebajas de la verdad.
Señor, nos faltan santos que nos alumbren de verdad.
Casi no sabemos contemplarlos.
Y miramos a los papanatas de turnos televisados.
Señor, no sabemos si caminamos en caminos de santidad.
Llámanos claramente.
Llámanos para crecer en lo mejor de nuestro corazón
Señor, no encontramos el ritmo de nuestro caminar.
Di nuestro nombre claramente.
Di nuestro nombre como solo tú sabes decirlo.
Señor, no sabemos si rezamos de verdad.
Escúchanos.
Clarifícanos.
Ilumínanos.
Señor, vivimos sedientos, sólo la fe nos alumbra.
La fe en ti, luz de luz.
Señor, vivimos hambrientos, sólo la esperanza nos alumbra.
La esperanza en ti, vida de la vida.
Señor, vivimos cansados, sólo el amor nos alumbra.
El amor a ti, amor sobre todo amor.
Señor, tú, fuente de sentido.
Señor, tú, fuente de significado.
Señor, tú, fuente de sensibilidad.
Señor, tú, fuente de santidad.
Señor, tú, fuente de humanidad.
Señor, tú, fuente de paz.
Señor, tú, evangelio del evangelio
por los siglos de los siglos.