Categoría: Oraciones sobre las lecturas del domingo

ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 21.04.2024. DOMINGO 4 DE PASCUA. CICLO B.

NINGÚN OTRO NOS PUEDE SALVAR

Señor Jesús, muchas veces parece que huimos de nosotros mismos.
Huimos de nuestros miedos.
Pero nos habitan dentro, como sombras ásperas.
Y sentimos que nunca nos abandonarán.
¡Sálvanos, sálvanos, Señor!
¡Danos una nueva inocencia!

Señor Jesús, tantas veces parece que somos como fugitivos sedientos, desorientados, temerosos.
Vivimos temerosos, como perros perdidos sin collar entre las insidias de la gran ciudad.
Renegamos, escépticos, de los dones que la vida nos regala día a día.
¡Sálvanos, sálvanos, Señor!
¡Danos luz para vivir lo mejor de la vida!

Señor Jesús, nos sentimos tantas y tantas veces tensionados, fatigados, muy cansados.
Nos rodean tantas mentiras, tantas imposturas, tantas patrañas.
Nos agitamos como bolsas de plástico en el vendaval de paparruchas de lo cotidiano.
¡Sálvanos, sálvanos, Señor!
¡Que cuidemos, humildemente, la verdad y el bien de las personas!

Señor Jesús,
que descubramos
tus ángeles de paz,
tus ángeles de comunión,
tus ángeles de serenidad
que nos orienten aún más en la vida
para acercarnos a ti,
para estar en comunión contigo,
para unirnos a ti.

Señor Jesús,
que nos descentremos más para enfocarnos en lo que de verdad importa:
la dignidad de todos los seres humanos.
Señor Jesús,
que nos entreguemos más a lo que de verdad importa:
la santidad y la justicia del Reino de Dios.
Señor Jesús, que nos silenciemos más para escuchar con el corazón las palabras esenciales:
¡Paz a vosotros!
¡No tengáis miedo!
¡Sois hijos de Dios!

Señor Jesús,
el resucitado,
ningún otro nos puede salvar.

Amén.
Aleluya.
Aleluya.
Aleluya.

carmeloampelio@gmail.com

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 14.04.2024. DOMINGO 3 DE PASCUA. CICLO B.

¿POR QUÉ SURGEN DUDAS EN VUESTRO INTERIOR?

¿Dónde encontrar caminos de sabiduría?

En ti, Señor Jesús, en ti.

¿Cómo no tener miedo?

Contigo, Señor, contigo.

¿Cómo vivir sin ansiedades?

Junto a ti, Señor. Junto a ti.

¿Cómo salir de nuestras comodidades?

Enamorándonos de ti, Señor.

Enamorándonos de ti.

¿Cómo sembrar humanidad?

Estando en comunión contigo, Señor,

Estando en comunión contigo.

¿Cómo crecer espiritualmente?

Aligerándonos de lo que nos separa de ti, Señor,

aligerando nuestra vida.

¿Cómo amar más como tú amaste, Señor?

Mirándote para tener tu mirada, Señor.

Para tener tu mirada.

¿Cómo crecer en la fe en ti, Señor?

Vaciándonos de nuestras paparruchas, Señor.

Vaciándonos de nuestras insensateces.

¿Cómo ser seres de esperanza entusiasmada, Señor?

Entregándonos a tu amor, Señor.

Entregándonos a tu amor.

¿Cómo rezar más, Señor?

Silenciándonos en quietud, Señor.

Aquietándonos más y más.

¿Cómo perdonar entre tanta y tanta ofuscación, Señor?

Mirando como tú mirabas, Señor.

Mirando con misericordia.

¿Cómo fomentar la justicia, Señor?

Defendiendo a los más vulnerables.

Como tú lo hiciste, Señor,

como tú lo hiciste.

¿Cómo pacificar nuestros corazones, Señor?

Buscando la santidad momento a momento,

como tú lo hiciste, Señor,

como tú nos enseñaste.

Señor Jesús, el Resucitado:

infundes siglo tras siglo

el Espíritu Santo

en nosotros,

en la Iglesia,

en el mundo,

en el cosmos…

Señor Jesús,

¡Libéranos,

apóyanos,

acreciéntanos

en lo mejor de nuestra humanidad

para seguirte y proseguir

tu obra de humanización,

de liberación,

de santificación!

Aleluya.

Aleluya.

Aleluya.

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 07.04.2024. DOMINGO 2 DE PASCUA. CICLO B.

QUISERA SER UN ÁNGEL DE PAZ.

Señor Jesús, el Resucitado:
quisiera ser un ángel de paz
e irradiar paz, tu paz,
allá por donde pase.
Creo en Ti, Señor mío y Dios mío.
¡Cristo, paz del mundo,
envíanos Tu Espíritu de Paz!

Señor Jesús, el Resucitado,
quisiera ser un ángel de sabiduría
de tu sabiduría,
con mis palabras,
con mis obras,
con mi presencia.
Creo en Ti, Señor mío y Dios mío.
¡Cristo Jesús, sabiduría del cosmos,
envíanos Tu Espíritu de Sabiduría!

Señor Jesús, el Resucitado,
quisiera ser un ángel de fortaleza,
de tu fortaleza,
con mi trabajo,
con mis compañías,
con mis permanencias
en las dificultades en estos tiempos tan extraños.
Creo en Ti, fortaleza de los frágiles.
¡Cristo Jesús, fortaleza de los que saben sufrir,
envía Tu Espíritu de Fortaleza!

Señor Jesús, el Resucitado,
quisiera ser un ángel de silencio…
un silencio radicalmente compasivo,
un silencio radicalmente confiado,
un silencio radicalmente enraizado en la santidad,
en tu santidad, Cristo Jesús, Santo de los Santos
Creo en Ti, fascinante santidad en la vida
de los que se acercan a Ti.
¡Envíanos Tu Espíritu de Silencio Santo!

Señor Jesús, el Resucitado,
quisiera ser un ángel de justicia,
de tu justicia,
de la justicia del Reino
de la justicia que sana los corazones,
que consuela a los tristes.
que ayuda a quien lo necesita.
Creo en Ti, el justo entre los justos.
¡Envíanos Tu Espíritu de Justicia!

Amén.

Aleluya.
Aleluya.
Aleluya.

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 31.03.2024. DOMINGO DE RESURRECIÓN. CICLO B.

O VIVOS O RESUCITADOS.

Señor Jesús, el resucitado,
presente en todo vértigo humano,
presente en todo anonadamiento humano,
presente en todo abismo humano.
La mala muerte de tu mala muerte es penúltima.
Porque penúltima es cualquier experiencia de deshumanización
en lo abyecto de la historia de la humanidad.

Señor Jesús, el resucitado,
misterio último de las entrañas
de todos y cada uno de los seres humanos:
ante ti,
por ti,
en ti:
o vivos o resucitados.

Señor Jesús, el resucitado,
asombro de vitalidad,
asombro de cuidado,
asombro de amor
que impele las fuerzas inagotables
de la materia,
de la vida,
de la historia.

Señor Jesús, el resucitado,
susurro de santa sabiduría:
ante ti,
por ti,
en ti:
o vivos o resucitados.

Señor Jesús, el resucitado.
quiebras definitivamente
los goznes de los ególatras,
las falsedades de los soberbios,
las idolatrías de los poderosos de la historia.
No hay oración de corazón humilde que no escuches.
No hay adoración con pureza de intención a la que no te vincules.
No hay sufrimiento humano que no acojas,
y, en su momento,
en su tiempo,
a tu manera,
lo sanes,
lo integres,
lo bendigas
en tu misterio de amor,
en tu misterio de santidad,
en tu misterio de comunión.
Señor Jesús, el resucitado,
vibración infinita de santidad,
ante ti,
por ti,
en ti:
o vivos o resucitados.

Señor Jesús, el Resucitado.
Sacias la sed de los corazones solitarios.
Alientas la vida permanente.
Eres el fulgor de los seres humanos excepcionales.
Atraviesas lo mejor y lo peor de los seres humanos.
Habitas en toda miseria y en toda grandeza humana.
Palpitas en la intimidad más íntima de cada ser humano.

Señor Jesús, el Resucitado,
ante Ti, hombres y mujeres
de estos tiempos tan extraños,
en comunión anhelante
proclamamos
nuestra fe,
nuestra esperanza,
nuestra alegría
al sentirnos vivos
en tu Vida,
al sentirnos
hermanos contigo,
ante Ti,
por Ti.
Al sentirnos
creyentes,
como tantos y tantos Hijos de la Luz
a lo largo de la fascinante Historia de la Salvación
que recorre, evidente y sumergida,
la Historia doliente y clarividente de la Humanidad.

Señor Jesús, el Resucitado,
aunque la culpa, el sufrimiento, el aislamiento
aún nos corroen y arañan nuestras pupilas,
aunque la maldad arrugue obscenamente
los pliegues de los rostros y las biografías
de tantos y tantos empobrecidos de la historia,
aunque desesperemos, tan humanos,
de nuestras mejores capacidades
en estos tiempos caóticos de inseguridades y miedos,
aunque haya tantos noes sádicos a la dignidad humana,
hoy, una vez más,
Domingo de Resurrección,
Domingo de los domingos,
Domingo de la Santidad…
llenos de pasmo, de alegría, de gozo,
enraizados misericordiosamente en ti,
proclamamos, con los mejores de la humanidad,
que somos uno en el amor,
que somo uno en la vida,
que somos uno contigo,
Dios de Dios, Luz de Luz,
Tú, Cristo Jesús, el Resucitado,
el Santo de los Santos,
la primera y la última palabra
de lo más auténtico de la realidad.

Amén.

Aleluya.
Aleluya.
Aleluya.

carmeloampelio@gmail.com

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 24.03.2024. DOMINGO DE RAMOS. CICLO B.

SEÑOR JESÚS, LEO Y RELEO TU ENTRADA EN JERUSALÉN.

[Me acosan las preguntas ante este fragmento del tapiz de la condición humana
que es la entrada de Jesucristo en Jerusalén.]

¿Cuándo y cómo terminará mi peregrinación?
¿Por qué peregrino?
¿Hacia dónde peregrino?
¿Con quién peregrino?
¿Peregrino, peregrinamos, realmente hacia Ti, Señor?
A veces me siento como un náufrago cuando anochece.
Pero sé que tú, Señor, nos enseñas a fracasar:
tu fe fundamenta nuestra fe,
tu fe nos enseña a peregrinar.
tu fe nos enseña a caminar casi a ciegas.

¿Cómo sé si he hecho lo que debía hacer en este mundo?
¿Cómo sé el encargo que me has hecho, Señor?
¿Junto con quién colaboro en siembra de tu Reino?
¿Siembro de verdad tu Reino?
Ni quiero ni puedo contar mis cotidianas chapuzas, Señor.
Pero sé que amas sin condiciones,
con esa mirada tuya que no se ha vuelto a dar
en la historia de la humanidad:
la mirada del padre del hijo pródigo,
la mirada a Zaqueo,
la mirada a Lázaro.

¿Tu encargo son mis sueños, nuestros sueños?
¿Tus sueños son mi encargo, nuestro encargo?
¿Cómo ser veraz contigo, Señor?
¿Cómo ser veraz conmigo, Señor?
Ante Ti, lo mejor callarme,
como la adúltera del evangelio.
Sé que me alzas,
misteriosamente,
fraternalmente,
con esa ternura que salva al mundo,
ahora y por siempre.

¿Cuándo será el trayecto final de mi vida?
… me da miedo esta pregunta.
¿Cómo superar el miedo al final de mi vida,
de mi biografía,
de mi existir…
¿Cómo será mi cesación?
¿Sufriré?
¿…cuánta soledad tendré?
Temor.
Temblor.
Íntima congoja en las entrañas de mis entrañas.
¿Acaso me/nos espera una aciaga niebla helada?
¡Auméntame la confianza, Señor!
¡Auméntame la aceptación, Señor!
¡Auméntame la fe, Señor!

¿Estoy camino del Reino de la Vida?
¿Realmente no sé si cuido la vida cotidiana
entre tanto y tanto desquiciamiento
en el que vivo, en el que vivimos?
Ando como un animal herido,
clamando…
Sé que tú sanas,
das consistencia,
generas esa confianza
maternal,
inagotable
santa.

¿Qué reino estoy ayudando a construir, Señor?
¿Llegaré a ser realmente yo mismo
muriendo a lo que he sido en la vida?
¿Cómo morir a mí mismo, Señor?
¿Qué quedará de mí contigo, Señor?
Me siento como un collage amorfo,
desvertebrado,
casi sin identidad propia.
Sé que tu eres el fundamento
de lo que me ha pasado,
de lo que me pasa,
de lo que me pase.
… Por ti, sé que, siempre,
lo mejor está por venir,
amor sobre todo amor.

¿Moriré y alcanzaré mi verdadera verdad?
¿Qué vitalidad tendrá esa verdad contigo, Señor?
¿Cómo ampliar la mirada a mi vida…
para que de verdad sea una mirada fe?
¿Cómo ensanchar mi horizonte…
para que de verdad viva en la esperanza que consuela
y fundamenta la alegría de vivir?
A veces me siento cercano a un insecto.
Pero tú ofreces vida en abundancia,
fascinante y misteriosamente,
en una alfaguara impensable.

¿Acepto ser simplemente un humilde servidor
de tus designios de amor?

¿Realmente mi camino hacia la muerte
es una fiesta
por Ti,
en Ti,
hacia Ti?

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 11.02.2024. TIEMPO ORDINARIO 6. CICLO B.

SÁLVAME, SEÑOR.

Sálvame, Señor, de querer tener respuestas claras y controlables.
Sálvame, Señor, de mis gestos y palabras de superioridad.
Sálvame, Señor, de mi necesidad de control y de poder.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de mis durezas de corazón.
Sálvame, Señor, de mis durezas de sensibilidad,
Sálvame, Señor, de mis durezas de ideas y opiniones.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de mis aversiones arbitrarias.
Sálvame, Señor, de mi manía de poner etiquetas a las situaciones y a las personas.
Sálvame, Señor, de creer que sé las intenciones de las personas.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de la necesidad de certezas.
Sálvame, Señor, de mis intolerancias.
Sálvame, Señor, de mis resistencias al cambio.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de mis rigideces.
Sálvame, Señor, de mis inflexibilidades.
Sálvame, Señor, de mis inmovilismos.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de mis miedos.
Sálvame, Señor, de mis temores.
Sálvame, Señor, de mis nerviosismos.
¿Cómo evangelizar así?

Sálvame, Señor, de mis obstinaciones.
Sálvame, Señor, de mis intransigencias.
Sálvame, Señor, de mis inquebrantabilidades.
¿Cómo evangelizar así?

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 04.02.2024. TIEMPO ORDINARIO 5. CICLO B.

TE BUSCO, SEÑOR.

en mis soledades,

en mis silencios,

en mis abatimientos.

Entre tanto ruido,

entre tanta discordia,

entre tanta división,

te busco, Señor.

Te busco, Señor,

en los requiebros de mi biografía,

en los destellos de compasión que descubro,

en la unción del silencio de los templos que visito.

Entre tanta mala fe,

entre tanta manipulación,

entre tanta sensación de vacío,

te busco, Señor.

Te busco, Señor,

en las brisas de mis paseos por el parque,

en las intuiciones de bondad que atisbo,

en la paz queme dan los que me quieren.

Entre tanta distorsión,

entre tanto aislamiento,

entre tanto desamparo,

te busco, Señor.

Te busco, Señor,

en los esfuerzos por la paz,

en esos versículos fascinantes de los salmos,

en el agua que regenera la vida.

Entre tanto sufrimiento evitable,

entre tanto nerviosismo,

entre tanto ruido,

te busco, Señor.

Te busco, Señor,

como si no te hubiera atisbado nunca,

como si me jugara la vida en ello,

como si la confianza fuera la fuente de mi energía.

Señor, que encuentre símbolos vivos que me acerquen a ti,

Señor, que encuentre situaciones que me acerquen a ti,

Señor, personas que me acerquen a ti.

carmeloampelio@gmail.com

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 28.01.2024. TIEMPO ORDINARIO 4. CICLO B.

¡SEÑOR JESÚS, EVANGELIO VIVO!

Señor Jesús, evangelio vivo para todos los que se acercan a ti,

sea cual sea su condición, su estatus, su situación vital.

por todos,

para todos,

siempre.

Señor Jesús, tu presencia compasiva,

tus asombrosas acciones liberadoras

abren espacios de libertad

y de autenticidad inauditos…

porque quitas cargas de yugos internos y externos

con tu energía poderosa de santidad y justicia.

Señor Jesús, evangelio vivo

por todos,

para todos,

siempre.

Señor Jesús, tenemos demonios, miedos, opresiones:

somos seres humanos normales…

humanos en una humanidad demasiado humana.

Como siempre.

Como todos.

Así estamos.

En todos los tiempos y lugares

lo no dicho,

lo reprimido,

las heridas hondas

de nuestra afectividad

y nuestra identidad

nos arañan la conciencia

y hacen que nos retorzamos

cuando no nos queda más remedio

que enfrentarnos

a la verdad de nuestra verdad

al sondear el silencio

de nuestra soledad.

Señor Jesús, evangelio vivo

por todos,

para todos,

siempre.

Señor Jesús, sabemos que tu presencia

puede sanarnos

puede restaurarnos

puede consolidarnos

en los fundamentos íntimos de la alegría de vivir.

Señor Jesús, evangelio vivo

por todos,

para todos,

siempre.

Te llamas evangelio.

Te llamas salvación.

Te llamas amor sobre todo amor.

Señor Jesús, evangelio vivo.

Tú eres nuestro evangelio viviente

más allá de las doctrinas,

más allá de los reglamentos,

más allá de las picajosas reglas morales.

Miles y miles,

a lo largo de la historia,

dan testimonio elocuente de ello,

con sus obras,

con sus palabras,

son sus presencias.

Son santos,

son profetas,

son creyentes

que nos hablan

de la esencia del cristianismo:

de ti y de tu inagotable fuente de compasión,

de ti y de tu inagotable fuente de bendición,

de ti y de tu inagotable fuente de santidad.

Señor Jesús

sánanos,

libéranos,

santifícanos.

Danos valentía de verdad para acercarnos a ti

desde nuestra real autenticidad.

Danos valentía para querer transformarnos de verdad

en testigos de tu Reino de Vida.

Danos valentía para tomarnos en serio

ser creyentes en Ti,

el Santo,

el Salvador,

el Cristo Redentor

de todo lo oscuro de la humanidad,

esa humanidad tan nuestra.

Señor Jesús, evangelio vivo

por todos,

para todos,

siempre.

carmeloampelio@gmail.com

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 21.01.2024. TIEMPO ORDINARIO 3. CICLO B.

¡TRANSFÓRMAME, SEÑOR!

Que bendiga más.
Que te adore más.
Que rece más.

¡Transfórmame, Señor!

Que sea más apacible.
Que viva más sereno.
Que sea más ecuánime.

¡Transfórmame, Señor!

Que sea más justo.
Que sea más prudente.
Que sea más templado.

¡Transfórmame, Señor!

Que ame más.
Que escuche más.
Que comprenda más.

¡Transfórmame, Señor!

Que sirva más.
Que testimonie más.
Que disculpe más.

¡Transfórmame, Señor!

Que respete más.
Que cuide más.
Que bendiga más.

¡Transfórmame, Señor!

Que sea más amable.
Que colabore más.
Que sea más benevolente.

¡Transfórmame, Señor!

Que me comprometa más.
Que me silencie más.
Que apoye más.

¡Transfórmame, Señor!

Que sea más empático.
Que fortalezca más los lazos.
Que cuide más los ambientes.

¡Transfórmame, Señor!

Que sea más creativo.
Que cree más comunidad.
Que me entregue más.

¡Conviérteme, Señor,
hazme renacer a la nueva inocencia,
renacer a la nueva vida,
renacer a la autenticidad sanada
de los hijos de Dios!

¡Conviérteme, Señor
en un instrumento de libertad,
de alegría,
de confianza…

¡Conviérteme, Señor,
en instrumento de lo que el mundo necesita:
santidad
y justicia!

carmeloampelio@gmail.com

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ORACIÓN INSPIRADA EN LAS LECTURAS DEL DOMINGO 14.01.2024. TIEMPO ORDINARIO 2. CICLO B.

CRISTO JESÚS, EL ESENCIAL.

Cristo Jesús, el esencial.
Cristo Jesús, el fundamental.
Cristo Jesús, el misterio primordial que redime nuestra realidad.

Cristo Jesús, la novedad permanente.
Cristo Jesús, el amado que colma la sed.
Cristo Jesús, Señor.

Cristo Jesús: ¿Cómo asir tu misterio?
Cristo Jesús: ¿Cómo escucharte entre tanto ruido?
Cristo Jesús: ¿Cómo centrarnos en ti?
Cristo Jesús: ¿Cómo vibrar en tu onda?
Cristo Jesús: ¿Cómo transformarnos en auténticos oyentes de tu palabra?
Cristo Jesús: ¿Cómo llenarnos de coraje para seguirte de verdad?

Cristo Jesús,
seguirte es muy serio.
Nos jugamos la vida.
… y nos llenamos de escusas,
de justificaciones,
de componendas.

El ego es muy tramposo.
Nuestro ego no tiene escrúpulos.
Nuestro ego genera falsedad tras falsedad.
Nuestro ego se disfraza de muchas maneras…

Cristo Jesús,
vivir como constructores del Reino
es la consecuencia fundamental
de la fe en ti,
de la confianza en ti,
del amor que te tenemos.

Cristo Jesús,
llamas a la puerta de nuestra conciencia
nos invitas a vivir como tú:
favoreciendo la vida humana
de todas las maneras posibles,
Nos invitas a bendecir la vida humana
de todas las maneras posibles.
Nos invitas a cuidar la vida humana
de todas las maneras posibles.

Cristo Jesús,
quieres personas libres,
quieres personas alternativas,
quieres personas profundamente humanas,
profundamente espirituales,
profundamente fraternales
y solidarias.

Cristo Jesús,
maestro,
sólo bajo tu mirada
que penetra el fondo del corazón,
descubriremos
realmente quiénes somos,
qué quieres de nosotros
y cuál es misión
a la que estamos llamados.

Siempre ha sido así,
pero hoy parece que más
en estos tiempos
especialmente extraños,
especialmente desconcertantes,
que nos llenan de tanto miedo.

carmeloampelio@gmail.com

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