COMO NIÑOS
Haznos como niños, Señor
Haznos sinceros,
que este mundo lleno de artificios
mundo necesita autenticidad.
Haznos vivir sin dobleces,
sin engaños,
sin mentiras intencionadas
por ser más que los demás.
Haznos como niños, Señor.
Haznos orientados hacia el bien,
que este mundo lleno de trampas
mundo necesita bondad.
Haznos vivir sin mundanidades,
sin vanaglorias
sin fabulaciones egocentradas.
Haznos como niños, Señor.
Haznos más libres,
más alegres,
más capaces de disfrutar de la vida con poco.
Haznos más sencillos,
que este mundo lleno de brutales mentiras
necesita transparencia
en las relaciones,
en las presencias,
en las intenciones.
Haznos como niños, Señor.
Haznos confiados en ti,
confiados en tu amor,
confiados en tu poder,
confiados en tu vida.
Auméntanos la fe,
que el mundo necesita
más confianza en la realidad,
en la bondad de la realidad,
en la bondad de que lo mejor
siempre está por llegar.
Haznos limpios de corazón, Señor.
Haznos capaces de vivir tu presencia fascinante y amorosa.
Haznos mejores seres humanos,
más íntegros,
más unificados,
más obedientes
a tu bondadosa voluntad.
Haznos puros de intención,
Haznos generosos y desprendidos.
Haznos humildes y transparentes.
Haznos vivir en la inocencia,
en esa nueva inocencia
de los que caminan en santidad y justicia.
Haz que nos entreguemos sin reservas
a las necesidades reales
de los hombres y mujeres que nos rodean.
Haznos sencillos de corazón
para ser testigos de la alegría de tu presencia,
testigos de la posibilidad real de crecimiento interior,
testigos de que es posible vivir
como hijos e hijas de Dios
y humildes hermanos de todos los seres humanos.
Amén. Aleluya.
QUIEN HACE UN MILAGRO EN MI NOMBRE
Señor, tu reino es un reino de vida,
un reino de vida en abundancia.
Hoy te pedimos por todos los que cuidan la vida,
por todos los seres humanos de buena voluntad,
por todos aquellos que son un reflejo de lo mejor de la humanidad,
humanidad que tú, Señor,
alientas,
impulsas
y esperas al final de los tiempos.
Te pedimos por todos los que hacen milagros cotidianos
en el cuidado de la vida…
en las entrañas de estas ciudades extrañas que padecemos,
en el corazón de las relaciones humanas que, tantas veces, nos cansan,
en las redes de relaciones donde transcurren nuestras vidas humanas.
Señor, hoy te pedimos que cuides a los que cuidan la vida.
Señor, te pedimos por todos aquellos
que son muy conscientes de su responsabilidad ética,
muy conscientes de las repercusiones de sus acciones en la vida de los que les rodean,
muy conscientes del valor de la vida en todas sus variadas manifestaciones.
Señor, hoy te pedimos por los que se asocian para hacer el bien en su vivir cotidiano.
Señor, te pedimos por todas las personas que viven una empatía profunda con los que les rodean,
por los que viven sembrando paz y concordia en su día a día,
por los que son muy conscientes de que la calidad humana
empieza por el respeto de las personas que tenemos cerca.
Señor, hoy te pedimos por los que crean redes de confianza y de paz en su diario proceder.
Señor, te pedimos por todos los que están comprometidos
con la justicia,
con la igualdad,
con la equidad.
Te pedimos por los que forman parte
de toda clase de asociaciones
que se implican en la construcción
de mejores barrios,
de mejores ciudades,
de mejores centros de trabajo,
de mejores hábitats.
Te pedimos por los militantes
que se entregan a las causas justas
a favor de los más necesitados de la sociedad,
a favor de los marginados,
a favor de los que no cuentan…
Señor, hoy te pedimos por los que se comprometen día a día en la construcción de un mundo más justo.
Señor, te pedimos por las personas
que se reconocen humildes ante el misterio de la vida.
Te pedimos por los que se saben dentro
de los dinamismos de la vida,
de la comunión,
de la belleza.
Te pedimos por los sencillos de corazón,
por los bondadosos por naturaleza,
por los mansos en medio de las complicaciones
de la extrañas ciudades donde nos toca vivir.
Te pedimos, Señor, por todos aquellos seres humanos que tienen entrañas de misericordia
para todos los seres humanos que se cruzan en sus vidas.
Te pedimos, Señor, por todas las personas serviciales,
por todas las personas generosas,
por todos aquellos que apoyan cuando realmente se necesita.
Te pedimos por los que cuidan el bien común,
por los que favorecen la seguridad física y emocional de las personas,
por los que se preocupan de que las cosas cotidianas funcionen, mejoren, faciliten la vida.
Te pedimos, Señor, por tantos y tantos anónimos,
que hacen de este mundo un lugar mejor,
presencia a presencia,
palabra a palabra,
gesto a gesto.
Te pedimos, Señor, por los que practican la gratitud ante los demás,
la gratitud ante el misterio de la vida,
ante el fascinante poder de lo real
que nos impulsa a vivir lo mejor de nuestra humanidad.
Te pedimos, Señor, por esos seres que saben vivir
el misterio reverente de la profundidad de la realidad,
que saben captar las dimensiones más bellas de lo que existe,
que saben disfrutar intensamente de los mejor de la intensidad de la vida.
Te pedimos, Señor, por todas las personas íntegras,
por todos los que viven conscientemente los grandes valores universales,
por todos los que nos dan sencilla y humildemente
razones para vivir,
razones para amar,
razones para confiar en el ser humano,
a pesar de los pesares…
a pesar de lo demasiado humano de algunos humanos.
Amen. Aleluya.
Señor, renuévanos en lo más interior de cada uno:
queremos ser tus testigos,
queremos ser tu transparencia,
queremos ser tu presencia amable y real
con nuestra sencillez cotidiana
con nuestro compromiso con el bien común,
con nuestra alegría de vivir conscientemente como familias de hijos de Dios.
Señor, transfórmanos en servidores de la fraternidad de tu reino
en medio de la vida cotidiana que vivimos…
en medio de las ciudades donde convivimos,
en medio de nuestras trabajos,
en medio de nuestras familias,
en medio de nuestras parroquias.
Señor, que seamos aún más
servidores de la fraternidad de los hijos de Dios.
Señor, renuévanos en nuestro cuidado de los demás.
Que se note en los detalles
de escucha afable,
de cercanía simpática,
de paciencia generosa,
de acogida auténtica.
Señor, que tengamos
tiempo, manos y corazón de misericordia
en la vida diaria que vivimos
en estos tiempos
extraños,
tensos,
desquiciados
que nos tocan vivir.
Señor, que seamos aún más
servidores de la paz que habita en tu corazón.
Señor, ilumínanos con tu energía
para que tengamos entrañas de misericordia
ante toda miseria humana,
demasiado humana.
Inspíranos con inteligencia y valentía
el gesto y la palabra oportuna
frente al hermano solo y desamparado
frente al poco cuidado de la vida,
frente a la exclusión y al menosprecio.
Ayúdanos a mostrarnos disponibles
ante quien se siente explotado y deprimido
para que encuentre
estímulos,
presencia
y compañía
para seguir caminando por la vida.
Señor, que nuestros grupos
nuestras parroquias,
nuestras asociaciones
sean ambientes de verdad y de amor,
signos de los tiempos donde
se cuida
se irradia
se está al servicio
de lo mejor de la vida humana,
lo mejor de la libertad,
lo mejor de la justicia
lo mejor de la paz.
Señor, que quien nos vea
encuentre evidencias,
posibilidades
y compañía
para una esperanza realista y alegre.
Amén. Aleluya.
El amado por Dios
El amado por los hombres
El arraigado que nos arraiga
El buen pastor sean como sean las ovejas
El cordero de Dios que grita, suda, llora antes de su final
El de cimiento firme
El de la familia de Dios
El enérgico con ternura
El maestro lleno de sabiduría
El manso y humilde de corazón
El que abaja para que los hombres nos alcemos hacia Dios
El que se alegra de que seamos humanos que buscan a Dios
El que asume lo que es humano, demasiado humano
El que destapa nuestra contradicción por nuestros egoísmos
El que es camino de sanación para todos
El que es la persona cabal y nos invita a la mejor autenticidad humana
El que es la vida más allá de cualquier esperanza meramente humana
El que es nuestro yo más profundo, más real, más vital
El que es signo de contradicción frente a toda clase de egoísmos, narcisismos, maldades.
El que no se calla ante la deshumanización de los más débiles
El que nos invita al camino de la vida día a día, palabra a palabra, obra a obra
El que nos saca de nuestras casillas para que crezcamos en fe, esperanza y caridad.
El que pone compañía donde hay desolación
El que pone esperanza más allá de cualquier desolación
El que pone fe, siempre, siempre, siempre
El que pone luz en nuestras cegueras, en nuestras sombras, en nuestras miserias
El que redime al mundo con una misericordia misteriosa e infinita
El que sana lo que hay de oscuro en el alma de cualquier ser humano
El que nos reta para salir de nuestra tendencia a la autocomplacencia
El que se conmueve ante la humanidad doliente
El que se hizo metáfora fascinante y seductora
El que se hizo poesía que toca los corazones de los hombres sensibles a la santidad
El que se hizo puente entre la santidad de las santidades y la humana humanidad
El que siembra paz constantemente
El sufre constantemente el riesgo de la deformación por los idólatras
El valiente que nos llama a la audacia
El nombre sobre todo nombre.
Amen. Aleluya.
Queridos feligreses:
Nuestra Parroquia de San Antonio María Claret de Sevilla tiene el gusto de poder contar con la presencia de Sor Emmanuel Maillard, de Medjugorje, entre nosotros, el lunes 16 de septiembre con los siguientes actos en el templo parroquial:
https://es.wikipedia.org/wiki/Emmanuel_Maillard
https://soremmanuel.org/
https://programas.viajestriana.com/proposals/peregrinacion-a-avila-claret
La Parroquia Claret tiene el gusto de ofrecer esta peregrinación a los lugares teresianos para el mes de noviembre.
ÁBRENOS
Ábrenos, Señor al crecimiento personal y espiritual:
que no tengamos miedo a los desafíos
que el cuidado de la vida nos pone delante
en estos extraños tiempos que nos tocan vivir.
Ábrenos la mente y el corazón
Ábrenos los horizontes y nuestra capacidad de empatía.
Ábrenos… porque estamos enraizados en ti.
Ábrenos, Señor, al camino del Reino y a la mejora constante:
que descubramos día a día,
momento a momento,
lo que de verdad nos importa:
tu presencia, tu compañía, tu salvación…
Tu vida. Tu reino de vida.
Ábrenos el entendimiento y la sensibilidad.
Ábrenos a la novedad y a la compasión con las personas que nos encontramos en la vida.
Ábrenos… porque estamos implantados en ti.
Ábrenos, Señor, a la novedad constante
que tu espíritu infunde
en las entrañas de los mejores seres humanos
de la humanidad con la que compartimos historia, dolores y alegría.
Ábrenos constantemente a la voluntad de verdad y al cultivo del bien.
Ábrenos a la receptividad y al deseo sincero de comunión.
Ábrenos… porque estamos enraizados en ti.
Ábrenos, Señor, a la exploración y al cultivo
de los nuevos caminos y métodos
que los mejores de la humanidad desarrollan
en su peregrinar como humanos
buscando desplegar los mejores dones que tienen.
Ábrenos a las nuevas navegaciones
que intuimos ya presentes
en tantos y tantos seres humanos
que caminan a nuestro lado.
Ábrenos a la confianza en las energías
de los dinamismos de la humanidad
que cuidan, que construyen, que crean belleza.
Ábrenos… porque estamos implantados en ti.
Ábrenos, Señor, a la diversidad, a la inclusión, a la acogida.
Ábrenos a la diversidad que nos enriquece.
Ábrenos a la inclusión que nos hace crecer.
Ábrenos a la acogida en la mesa del Reino.
Ábrenos, Señor a tu santidad.
Ábrenos, Señor a tu justicia.
Ábrenos, Señor: que seamos aprendices constantes de tu Reino.
Ábrenos, Señor, que seamos audaces sembradores de semillas de tu reino.
¡Que se cumpla en nosotros tu voluntad!
Amén. Aleluya.
Líbranos, Señor, de la avidez constante que nos impide vivir centrados en el Reino.
Haznos austeros, ligeros, sobrios…
Haznos testigos de la simplicidad evangélica.
Líbranos, Señor, de nuestras obsesiones, de nuestros prejuicios, de nuestros sesgos.
Haznos puros de corazón, puros de mirada y de intención…
Haznos testigos de la verdad de tu evangelio, de tu verdad.
Líbranos, Señor, de la idolatría de la seguridad.
Haznos personas que se dejan sorprender por la realidad, tan rica, tan fascinante, tan novedosa…
Haznos testigos de los signos de tu Reino que avanza en todos los niveles de la realidad.
Líbranos, Señor, de creer que por opinar llevamos razón.
Haznos abiertos de mente, sabios discretos que saben captar lo mejor de cada persona…
Haznos testigos de la vida nueva que se expande en la historia de la humanidad.
Líbranos, Señor, de querer controlar lo que pasa a nuestro alrededor.
Haznos abiertos a la cooperación, buenos compañero de equipo, servidores de lo que necesiten los demás…
Haznos testigos de la honda vinculación espiritual de todos los seres humanos.
Líbranos, Señor, de creernos mejores que los demás.
Haznos personas que se conocen realmente bien y con honestidad.
Haznos testigos de la fragilidad humana sanada, redimida, reforzada por tu presencia constante en lo más interior de cada ser humano.
Líbranos, Señor, de juzgar lo que vemos a nuestro alrededor.
Haznos empáticos, misericordiosos, compasivos.
Haznos testigos de la gran experiencia de que quien anda en amor ni cansa ni se cansa.
Líbranos, Señor, del ansia de poder.
Haznos humildes de verdad, sembradores de confianza, defensores de la igualdad de todos los seres humanos.
Haznos testigos de la nueva humanidad inaugurada con tu poder santo.
Líbranos, Señor, del perfeccionismo.
Haznos artesanos de la vida y de las relaciones diarias con los demás.
Haznos testigos del poder de santidad de lo sencillo, de lo cotidiano, de lo pequeño.
Líbranos, Señor, de la tendencia a la posesividad de las personas a las que decimos amar.
Haznos amigos, compañeros, hermanos.
Haznos testigos del nuevo amor inteligente y libre que siembra semillas de tu Reino.
Líbranos, Señor, de creernos más listos de lo que de verdad somos.
Haznos personas con mente de principiante, mente de aprendiz constante, mente de explorador en busca nuevas y mejores formas de decir y de vivir la verdad, tu verdad.
Haznos testigos de la gran posibilidad de conversión que todos tenemos al acercarnos a tu amor, a tu amor sobre todo amor.
Líbranos, Señor, de manipular a los demás.
Haznos sencillos, transparentes, bondadosos.
Haznos testigos de que todos somos capaces de pureza de corazón en la vida que vivimos.
Líbranos, Señor, de las críticas demoledoras.
Haznos creativos en el bien, cuidadores del buen ambiente a todos los niveles, creadores de confianza cotidiana.
Haznos testigos de que son posibles nuevas relaciones, nuevas instituciones sociales, nuevas sociedades y culturas donde los seres humamos podamos vivir con seguridad y en paz.
Líbranos, Señor, de los sentimientos de recelo, de resentimiento o de venganza.
Haznos seres humanos que saben perdonar de verdad, que saben dar nuevas oportunidades, que saben que el perdón libera y nos ayuda a crecer como seres humanos.
Haznos testigos del amor de Dios que es más hondo, más fuerte y más intenso que cualquier sombra humana.
Líbranos, Señor, de nuestras manías, de nuestras cegueras, de nuestras distorsiones.
Haznos gentes de limpia mirada, de limpia intención, de limpia presencia.
Haznos testigos de la nueva inocencia que irradia calidad de vida humanizada y humanizante.
Líbranos, Señor, del pesimismo.
Haznos personas de esperanza, de optimismo, de luz a pesar de los pesares.
Haznos testigos del poder de tu presencia que anuncia que lo mejor está por llegar.
Líbranos, Señor, de los miedos irracionales.
Haznos personas sensatas, realistas, seguras de sí mismas como seres de fe, de bondad y de inteligencia.
Haznos testigos de la fascinante y misteriosa verdad que se enraíza en ti de que todo tiene un propósito de amor.
Líbranos, Señor, de nuestros arrebatos de ira.
Haznos mansos, pacíficos, pacientes.
Haznos testigos de que todos y cada uno de los seres humanos podemos superar lo dañino con la elevación hacia el bien.
Líbranos, Señor, de nuestras tristezas sin fundamento.
Haznos seres que se dejan purificar, se dejan mejorar, se dejan cuidar.
Haznos testigos de que nuestra debilidad tu amor y tu presencia nos hacen fuertes.
Líbranos, Señor, de nuestra constante necesidad de aprobación ajena.
Haznos seres muy conscientes que somos capaces de vivir sin que nada ni nadie pueda alterar la paz de corazón.
Haznos testigos de que sólo con tu mirada amorosa nos basta para caminar con seguridad en la vida.
Líbranos, Señor, de no creer que todo tiene un sentido de amor desde la sensibilidad de tu Reino.
Líbranos, Señor, de creer que el azar juega en nuestra contra.
Líbranos, Señor, de no creer que estamos llamados y capacitados para la comunión.
Líbranos, Señor, de creer que somos seres solitarios y arrojados en la realidad.
Líbranos, Señor, de no creer que la verdad enraizada en ti nos hace libres.
Líbranos, Señor, de creer que somos muy autosuficientes a la hora de vivir.
Líbranos, Señor, de nuestras necedades.
Líbranos, Señor, de nuestras ingratitudes.
Líbranos, Señor, de nuestro egocentrismo.
Haznos, Señor, hombres y mujeres que irradian confianza en la vida.
Haznos, Señor, hombres y mujeres de fe honda, auténtica, humanizante.
Haznos, Señor, hombres y mujeres que irradian esperanza en la vida
Haznos, Señor, hombres y mujeres de alegría vibrante, entusiasmada, serena.
Haznos, Señor, hombres y mujeres que irradian amor a la vida.
Haznos, Señor, Señor, hombres y mujeres que cuidan la vida, toda la vida, en todo lugar.
Haznos Señor, hombres y mujeres de santidad y justicia
al servicio de la humanidad allí donde nos encontremos.
Amén. Aleluya.
Tú, Presencia como el aceite en una comida sabrosa.
Tú, Presencia como el agua que calma la sed de nuestro corazón.
Tú, Presencia como el alimento inacabable.
Tú, Presencia como el amor sobre todo amor.
Tú, Presencia como el ancla en nuestras tormentas.
Tú, Presencia como el artesano de lo mejor que nos puede pasar.
Tú, Presencia como el bálsamo suave para nuestras heridas.
Tú, Presencia como el brío de toda maduración de las mejores capacidades humanas.
Tú, Presencia como el desencadenante de todos los deseos de cuidar la vida, toda vida, en todo lugar.
Tú, Presencia como el destello que nos hace comprender lo importante de la realidad.
Tú, Presencia como el fermento en nuestra masa.
Tú, Presencia como el fuego que arde en el corazón de todo ser humano.
Tú, Presencia como el fulgor en nuestro más íntimo interior.
Tú, Presencia como el fundamento ante la dureza de la vida.
Tú, Presencia como el horizonte de confianza.
Tú, Presencia como el hoy de Dios.
Tú, Presencia como el impulso de toda buena acción.
Tú, Presencia como el misterio insondable de nuestra contemplación.
Tú, Presencia como el olor del pan recién hecho en casa.
Tú, Presencia como el perdón sobre todo perdón.
Tú, Presencia como el poder de lo real
Tú, Presencia como el que limpia nuestro corazón.
Tú, Presencia como el que nos cuida por amor, por amar.
Tú, Presencia como el que nos enseña a mirar con Dios mira a los seres humanos.
Tú, Presencia como el rocío en los feraces campos de cultivo.
Tú, Presencia como el sabor de la comida de nuestra infancia.
Tú, Presencia como el viento de las marismas.
Tú, Presencia como el vigor de todas las energías del universo.
Tú, Presencia como la brisa del atardecer que nos llena de esperanza.
Tú, Presencia como la caricia de una madre.
Tú, Presencia como la chispa de lo divino en toda experiencia de la belleza.
Tú, Presencia como la clave de la paz en la convivencia humana.
Tú, Presencia como la compañía infalible en nuestra humanidad.
Tú, Presencia como la esencia de la armonía de la comunión de mentes y corazones.
Tú, Presencia como la estrella polar en nuestros desiertos.
Tú, Presencia como la fuente de toda la belleza de la vida.
Tú, Presencia como la fuerza de nuestros compromisos.
Tú, Presencia como la garantía de todo bien.
Tú, Presencia como la gracia de toda la gracia.
Tú, Presencia como la intuición que hace visible lo mejor de la humanidad.
Tú, Presencia como la luz del amanecer para las aves del campo.
Tú, Presencia como la palabra de aliento permanente.
Tú, Presencia como la raíz de lo mejor de cada uno.
Tú, Presencia como la sal de nuestra vida cotidiana.
Tú, Presencia como la salvación más allá de cualquier intuición humana.
Tú, Presencia como la savia en los árboles de toda especie.
Tú, Presencia como la serenidad en nuestros desconciertos.
Tú, Presencia como la sonoridad de los silencios creyentes.
Tú, Presencia como la ternura frente a la amargura de la existencia.
Tú, Presencia como la vitalidad de toda vida.
Tú, Presencia como las semillas de vida frente al nihilismo.
Tú, Presencia como lo más humano de nuestra humanidad.
Tú, Presencia como lo más real de la realidad.
Tú, Presencia como solo sabe estar Dios entre los hombres.
Tú, Presencia donde estamos implantados.
Tú, Presencia donde somos, nos movemos y existimos.