Agradecemos la generosa contribución en el Rastrillo de Adviento del que se ha recaudado cerca de 8000€. Dicha cantidad se invertirá, como siempre, en atender a nuestros usuarios. Muchas gracias por colaborar con esta iniciativa
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SEÑOR, TÚ, EVANGELIO DEL EVANGELIO.
Señor, nos aturden tantos ruidos.
Señor, nos asusta tanto desconcierto.
Señor, nos enroscamos en nuestros propios miedos.
Señor, nos faltan palabras que nos alegren la vida de verdad.
Casi no sabemos encontrarlas.
Y nos emborrachamos de paparruchas.
Señor, nos faltan profecías que nos sostengan de verdad.
Casi no sabemos oírlas.
Y nos dejamos seducir por falsos profetas con sus falsas rebajas de la verdad.
Señor, nos faltan santos que nos alumbren de verdad.
Casi no sabemos contemplarlos.
Y miramos a los papanatas de turnos televisados.
Señor, no sabemos si caminamos en caminos de santidad.
Llámanos claramente.
Llámanos para crecer en lo mejor de nuestro corazón
Señor, no encontramos el ritmo de nuestro caminar.
Di nuestro nombre claramente.
Di nuestro nombre como solo tú sabes decirlo.
Señor, no sabemos si rezamos de verdad.
Escúchanos.
Clarifícanos.
Ilumínanos.
Señor, vivimos sedientos, sólo la fe nos alumbra.
La fe en ti, luz de luz.
Señor, vivimos hambrientos, sólo la esperanza nos alumbra.
La esperanza en ti, vida de la vida.
Señor, vivimos cansados, sólo el amor nos alumbra.
El amor a ti, amor sobre todo amor.
Señor, tú, fuente de sentido.
Señor, tú, fuente de significado.
Señor, tú, fuente de sensibilidad.
Señor, tú, fuente de santidad.
Señor, tú, fuente de humanidad.
Señor, tú, fuente de paz.
Señor, tú, evangelio del evangelio
por los siglos de los siglos.
INMACULADA.
INMACULADA.
María.
Señora Inmaculada,
Madre Inmaculada.
Señora sin pecado,
Madre sin pecado.
Señora sencilla.
Madre sencilla.
Señora hermosa.
Madre hermosa.
Señora disponible.
Madre disponible.
Señora obediente.
Madre obediente.
María.
Dios te eligió
y te llenó de gracia
para acercarte a todos
los seres humanos
de todos los tiempos,
de todas las lenguas,
de todas las culturas.
María.
Señora del amor,
señora de la esperanza,
señora de la fe.
María.
Fuente de nuestra fuente de alegría.
Fuente de nuestra fuente sentido.
Fuente de nuestra fuente de paz.
María.
Fuente de nuestra fuente de dones.
Fuente de nuestra fuente de tareas.
Fuente de nuestra fuente de comunión.
María,
Peregrina como nosotros,
amiga de todos,
modelo de humanidad.
María, imagen de la Iglesia,
que recibes los mejor de ti
de Dios…
por amor,
por amar…
y vives cantado
que el Señor hace maravillas
de maravillas
enraizadas
en su amor sobre todo amor.
Gracias, Inmaculada,
por ese sí
tan humano
y tan universal.
Gracias por ser reflejo del amor de Dios.
Gracias por ser reflejo del amor de los hombres.
Gracias
desde lo mejor de nuestro corazón
MANTENERSE DESPIERTO.
Ante Ti, Señor,
mantenerme despierto.
Ante los demás,
mantenerme despierto.
Despierto, ante ti, Señor…
porque nos rodean nieblas, ruinas, miedos…
como arañas negras en medio de una pesadilla.
Despierto, ante ti, Señor…
porque hay captar muchos destellos de verdad, de bien, de belleza…
como la brisa fresca del amanecer.
Despierto, ante ti, Señor…
porque nos acucian las mentiras, las soledades, los límites muy humanos de lo humano…
como una granizada de piedras hirvientes.
Despierto, ante ti, Señor…
porque toca cultivar lo mejor de uno en estos tiempos de síntesis, de valentía, de profecía…
como el aire sano de la fuerza del Espíritu.
Despierto, ante ti, Señor…
porque nos agotan los tramposos, los soberbios, los cegados por las poses
de maniquíes falsos con ropajes falsos.
Despierto, ante ti, Señor…
porque se intuyen muchos síntomas de esperanza, de misericordia, de cuidado…
indicios como el viento santo cargado de futuro insondable.
Despierto, Señor,
junto a mis estupideces,
junto a mis sombras,
junto a mis límites…
que tan bien conoces.
Despierto, Señor,
ante ti,
tembloroso,
minusválido,
dolorido.
Pero cimentado en ti, alimentado de ti, habitado por ti.
Despierto ante Ti, Señor.
Resistente.
Esperanzado.
En camino con tantos y tantos.
Despierto ante Ti, Señor.
Porque creo saber
en lo más hondo de mi corazón
que realmente eres
lo que más merece la pena
de todo lo que pudiera merecer la pena.
EN LA FE. POR LA FE. PARA LA FE.
Señor Jesús, el que perdona lleno de paciencia nuestros extravíos.
Señor Jesús, el compasivo frente a tanta y tantas tonterías en que nos enredamos los creyentes.
Señor Jesús, el que mira hacia el futuro superando los miedos y las prevenciones de nuestros
autoengaños.
Señor Jesús, el que inspira la creatividad permanente de los hombres y mujeres de Dios.
Señor Jesús, el que libera de los círculos viciosos en los que nos enredamos con nuestras estupideces.
Señor Jesús, el que nos infunde esperanza a pesar de nuestras caídas en pecado.
Señor Jesús, el que fundamenta la fraternidad al hablarnos de Dios Padre de todos.
Señor Jesús, el que impulsa el compromiso para que todos tengamos vida y la pongamos al servicio de la
vida.
Señor Jesús, el manso lleno de la energía de la no violencia en este mundo de resentidos.
Señor Jesús, el que consuela definitivamente en los momentos de la muerte de seres queridos.
Señor Jesús, el que sacia de justicia los corazones cansados de tanta y tanta inhumanidad.
Señor Jesús, el que nos enseña la limpieza de corazón ante tanto y tanto interés mezquino.
Señor Jesús, el que mira como sólo lo puede hacer Dios.
Señor Jesús, el que nos hace capaces de creer en Dios de la Vida.
Señor Jesús, el que se abre de corazón al que tiene delante.
Señor Jesús, el que inspira confianza a pesar de nuestros pesares.
Señor Jesús, el que atraviesa las sombras.
Señor Jesús, tu cruz es nuestra luz.
Misteriosamente.
Santamente.
En la fe.
Por la fe.
Para la fe.